Terciopelo azul
Hace unos minutos pensaba en lo ajeno que es a nuestro día a día el detenernos y reflexionar sobre algunos hechos. Aquellas cosas que pasan constantemente y que, de un modo u otro, hemos normalizado. Este suceso aquí, allá, esta mujer en no sé dónde que ha hecho no sé qué... Cada día muere alguien, muchas personas, pero ese hecho cobra importancia cuando sucede cerca nuestro o hablamos de alguien famoso. Dos situaciones que pueden ser sinónimas, ya que personas que no nos conocen pueden resultarnos cercanas.
David Keith Lynch nació un 20 de enero de 1946 en la localidad de Missoula, en el estado de Montana. Ha muerto hoy, 16 de enero (cómo de caprichoso es todo, a 4 días de su natalicio...) en una localidad indeterminada, con alta probabilidad en los Estados Unidos de América. Tenía 78 años.
Se me encoge el cuerpo cuando leo la noticia. Lo primero que pienso es que no era tan mayor. Lo segundo que pienso es, permítanme, en cómo de frágil es todo. Lo tercero que pienso es toda esa obra de arte que deja atrás y como nunca, jamás, vamos a volver a disfrutar de su ingenio renovado. El cuarto pensamiento es un repaso rápido y mental del impacto que ha tenido su filmografia en mi vida. De todo lo que me ha suscitada, inspirado y afectado de mil y una formas.
Me pregunto, sin un objetivo claro, qué estarán pensando Laura Dern, Isabella Rosselini, Kyle MacLahlan, Bill Pullman, Patricia Arquette, Naomi Watts, Laura Harring, Nicholas Cage... Y me dejo muchos, pero todos aquellos actores y actrices que se sometieron a la batuta del maestro montañés y nos dieron unas obras de una calidad indescriptible. Podría escribir miles de líneas de Twin Peaks, o hablar del vestuario de Laura Dern en Corazón Salvaje, del ingenuo de Naomi Watts en Mulholland Drive, de la brutal The Elephant Man, de la exquisitez hecha filme que es Blue Velvet...
Es verdaderamente curiosa la pena que podemos sentir los seres humanos por entes que jamás hemos conocido. En persona, claro, pues Lynch se devanó los sesos para ofrecernos esa espiral se creatividad y dejarnos entrar en su mundo, que aunque no tuviera nada que ver con su vida, era desde luego un buen prisma por el que observar su visión del mundo.
Hoy es un día triste, pero siempre volveremos a sus películas, huyendo, solo un poco, de esta realidad apabullante.
Los Fabelman (2022), Steven Spielberg